Queridos amigos:
Aprovecho la ocasión que me brinda la revista Reflejo para despedirme de todos vosotros después de catorce cursos como Director del Colegio.
Y es que catorce cursos son muchos cursos y puede ser demasiado tiempo en el desempeño de un mismo cargo: la ilusión no es la misma, las fuerzas tampoco y, por desgracia, hasta se puede ir cayendo en la rutina. Uno debe ser consciente de sus limitaciones y sincero consigo mismo y, si le es posible, hacer un alto y dejar paso a sabia nueva que infunda nuevas ilusiones e ideas que hagan que el Colegio siga con nuevos bríos y vaya siempre a más.
Catorce cursos dan para mucho. Han sido años intensos. Años de renovaciones materiales y mejora de las instalaciones y años de renovación pedagógica con la introducción de las nuevas tecnologías, del Proyecto Bilingüe y de nuestra Biblioteca, entre otros. Años de bienvenidas y de partidas (¡cuántas personas que pasan y dejan huella en la propia vida!), con un recuerdo especial, permitídmelo, para aquellos que se fueron definitivamente: padres, madres y familiares de alumnos; exalumnos y otros tan cercanos a todos como los añorados P. Ángel, P. Albano, P. Ignacio y D. Matías. Descansen en paz. Años de cambios de leyes (¡demasiados!) y de adecuación constante a las mismas. Años de esfuerzos compartidos para hacer de nuestro Colegio, además de una institución académica competente, un lugar de encuentro y de significatividad cristiana.
Todo momento en la vida es bueno para dar gracias a Dios por el tiempo y las experiencias vividas, y las despedidas son ocasiones propicias para ser agradecidos también con las personas con las que se ha compartido ese tiempo; en mi caso, quiero agradecer a todos los miembros de la Comunidad Educativa su colaboración y ayuda en mi oficio de dirigir nuestro Colegio San Juan de la Cruz.
Un “gracias” fraterno para los distintos provinciales que confiaron en mí para el desempeño de esta función.
Gracias de corazón también a todos los que han colaborado más directamente conmigo en este servicio para con la comunidad escolar a lo largo de estos años y sin cuyo trabajo, tantas veces abnegado y falto de reconocimiento, hubiera sido imposible llevar adelante este proyecto: religiosos carmelitas, Consejo Escolar, Claustro de Profesores, Jefes de Estudios, tutores, coordinadores, secretarios, administradores, personal de servicio y Junta Directiva de la AMPA.
Otro “gracias” muy sentido para aquellos por los que el Colegio tiene sentido: los alumnos. Gracias porque la mayoría habéis colaborado para que mi trabajo de Director fuera fácil y tantas veces una gozada.
Gracias a los que no siempre me lo pusisteis fácil, porque de todo se aprende para la vida. Gracias porque en tantas ocasiones abristeis vuestras vidas y convertisteis mi despacho en puerta por la que yo pudiera entrar en ellas. ¡Ojalá también yo haya sido capaz de enseñaros, con mi manera de ser y actuar, algo más que Lengua Castellana!
Un “gracias” también para las familias, coprotagonistas en todo este proceso, porque, en la mayoría de los casos, he encontrado colaboración y palabras de ánimo, incluso desde la discrepancia.
Y un agradecimiento final, que no por ser el último es de menor importancia, al P. Ricardo, por asumir con generosa disponibilidad y responsabilidad su nueva tarea de Director y por encarnar esa sabia nueva a la que al principio hacía referencia. Mis mejores deseos.
Y la despedida es también momento propicio para hacer un acto de humildad y pedir perdón porque en tantos años seguro que ha habido ocasiones en las que no estuve a la altura de mi cargo o hice daño, aunque fuera de manera inconsciente, a personas en el desempeño del mismo. Perdón por todo ello.
Al final uno siempre trata de quedarse con los buenos momentos, que para mí son muchísimos, y los llevaré conmigo durante este curso en el que paso de profesor a alumno, a la profundización sobre Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, tan cercanos a la vida de nuestro Colegio.
Desde Ávila, la ciudad de nuestra Madre Santa Teresa, os deseo todo lo mejor para este curso y para vuestras vidas. Así se lo pido a Dios por intercesión de estos dos grandes santos abulenses, Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.
Hasta siempre.
Gracias de corazón también a todos los que han colaborado más directamente conmigo en este servicio para con la comunidad escolar a lo largo de estos años y sin cuyo trabajo, tantas veces abnegado y falto de reconocimiento, hubiera sido imposible llevar adelante este proyecto: religiosos carmelitas, Consejo Escolar, Claustro de Profesores, Jefes de Estudios, tutores, coordinadores, secretarios, administradores, personal de servicio y Junta Directiva de la AMPA.
Otro “gracias” muy sentido para aquellos por los que el Colegio tiene sentido: los alumnos. Gracias porque la mayoría habéis colaborado para que mi trabajo de Director fuera fácil y tantas veces una gozada.
Gracias a los que no siempre me lo pusisteis fácil, porque de todo se aprende para la vida. Gracias porque en tantas ocasiones abristeis vuestras vidas y convertisteis mi despacho en puerta por la que yo pudiera entrar en ellas. ¡Ojalá también yo haya sido capaz de enseñaros, con mi manera de ser y actuar, algo más que Lengua Castellana!
Un “gracias” también para las familias, coprotagonistas en todo este proceso, porque, en la mayoría de los casos, he encontrado colaboración y palabras de ánimo, incluso desde la discrepancia.
Y un agradecimiento final, que no por ser el último es de menor importancia, al P. Ricardo, por asumir con generosa disponibilidad y responsabilidad su nueva tarea de Director y por encarnar esa sabia nueva a la que al principio hacía referencia. Mis mejores deseos.
Y la despedida es también momento propicio para hacer un acto de humildad y pedir perdón porque en tantos años seguro que ha habido ocasiones en las que no estuve a la altura de mi cargo o hice daño, aunque fuera de manera inconsciente, a personas en el desempeño del mismo. Perdón por todo ello.
Al final uno siempre trata de quedarse con los buenos momentos, que para mí son muchísimos, y los llevaré conmigo durante este curso en el que paso de profesor a alumno, a la profundización sobre Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, tan cercanos a la vida de nuestro Colegio.
Desde Ávila, la ciudad de nuestra Madre Santa Teresa, os deseo todo lo mejor para este curso y para vuestras vidas. Así se lo pido a Dios por intercesión de estos dos grandes santos abulenses, Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.
Hasta siempre.
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